Las tensiones propias del estilo de vida generan alteraciones hormonales y pueden aumentar el riesgo de afecciones cardiovasculares, diabetes y otras

El ritmo de la vida contemporánea de un adulto conlleva presiones familiares y laborales que se suelen traducir en estrés. Con ello, una persona promedio se ve expuesta a una serie de alteraciones hormonales que pueden derivar en el síndrome metabólico, un conjunto de indicadores que potencian significativamente el riesgo de contraer enfermedades como la diabetes, afecciones cardíacas o cerebrovasculares. En esta entrevista, el médico internista Fernando Bordese* explica de qué se trata y cómo se puede prevenir.

-¿A qué se refiere el término síndrome metabólico? -Es un conjunto de alteraciones que, presentadas en un mismo paciente, potencian el riesgo de tener enfermedades cardiovasculares, como infartos y accidente cerebrovascular, o diabetes.

-¿Qué riesgos representa? -Potencia el riesgo. Son elementos que constitutivamente están presentes en el pacientes, como el sobrepeso, la hipertensión, hiperglucemia o trastornos lipídicos como el colesterol. Si estos factores aparecen juntos, las posibilidades de tener un evento cardiovascular de tres a cinco veces. Además, multiplican por cinco los riesgos de que desarrolle diabetes.  

-¿Es correcto asociarlo con el sobrepeso o eso es sólo una parte del síndrome? -Es una parte. Pero una parte central. Está bien la asociación, porque en la génesis de este síndrome está la obesidad, incluso para algunos grupos de estudio es una condición excluyente. El eje central es la obesidad, y parte de allí la resistencia insulínica, el compromiso metabólico como por ejemplo los colesteroles altos y la hipertensión.

-¿Cómo se determina si una persona padece de síndrome metabólico? -Existe una serie de evaluaciones puntuales, que incluyen el diámetro de la cintura abdominal, cuyos valores estándar son de hasta 102 centímetros para el hombre y 88 centímetros para la mujer, el colesterol bueno bajo, los triglicéridos altos, glucosa alta, hipertensión arterial entre otros.  

-¿El estilo de vida contemporáneo es un factor determinante en este cuadro? -El cambio de estilo de vida que se dio en la época actual es determinante. Principalmente, el sedentarismo y la amplia disponibilidad calórica. La heladera, que no existía hace 200 años, hoy nos da la posibilidad de comer a mitad de la noche si tenemos un antojo. En cada esquina, en cualquier lugar, tenemos un kiosco donde comprar alimentos. Por otro lado, tenemos muy poca actividad física para quemar esas calorías. Es decir que conseguimos nuestro alimento estando quietos, porque la mayoría de las actividades son de escritorio. En la historia de la humanidad, los hombres tenían que caminar muchos kilómetros para conseguir su alimento, que además era escaso. Y fue así durante miles de años. Todavía hoy, nuestra fisiología está adaptada para ese tipo de actividad. Los mecanismos del cuerpo están hechos para retener sal y agua, para retener grasa, porque era necesario para aquel tipo de vida. Esos mecanismos que antes nos salvaban, hoy nos están matando, gracias a los cambios del estilo de vida.

-¿Cómo incide el estrés en todo esto? -Juega un papel muy importante, porque es un mecanismo que nos hace liberar hormonas que nos ayudan a prepararnos para la lucha o la huida. Es un mecanismo de defensa natural. Pero hoy lo tenemos en forma constante, lo que favorece la liberación de corticoides. Incluso el mal dormir produce lo mismo, y eso hace que se active una cascada de reacciones hormonales. Se activa el sistema nervioso autónomo y esto hace que se genere más hipertensión, que es necesaria para activar rápidamente los músculos y el cerebro. Pero si es constante, la hipertensión es perjudicial. De la misma forma, la liberación constante de ácidos grasos a la sangre –que es un combustible para los músculos- se vuelve algo perjudicial, porque se deposita grasa en el hígado, el páncreas o el corazón. A su vez, el cuerpo libera más insulina, como forma de contrarrestar estos picos de glucosa producto del estrés, pero eso tampoco es bueno. El estrés es un eje central, que va de la mano de dormir mal, de comer mal y de la deficiente actividad física.

-¿Si se cambia el estilo de vida se puede minimizar el riesgo de síndrome metabólico? -Es complejo, porque el cambio del estilo de vida no se agota en la voluntad individual, sino que debe involucrar el entorno social. Hay que repensar qué vida estamos haciendo como sociedad y a qué nos está llevando.

*Invitado: Dr. Fernando Bordese, doctor en medicina y cirugía (M.P. 21.081 / C.E. 7.994)


Escucha la entrevista en el micro de Informar Para la Salud en Fm Digital 91.9 realizada el día 23 de julio de 3013:


19Loca130720.qxd


Compartir:


  Categorías:

Informar para la salud

  Etiquetas:

, , ,