Es común que los chicos tengan conductas “desadaptativas”, sobre todo si sufren estrés. Cuándo es motivo de preocupación y cuando no alarmarse.

El límite entre los hábitos “incómodos” pero normales y las conductas patológicas en los niños no siempre es claro. Por esa razón, muchas veces los padres, los docentes e incluso los profesionales de la salud suelen etiquetarlos como enfermedades, pero en el fondo no son más que fenómenos transitorios, acordes con el desarrollo del niño. En esta entrevista,el psiquiatra Claudio Oyarzábal* aborda ese límite y echa luz sobre el tema.

-¿Qué es un hábito desadaptativo?

-Son conductas del desarrollo por situaciones de angustia, que se expresan en emociones tales como succión del pulgar, comerse las uñas, problemas de sueño y de alimentación, balanceo, tics o masturbación.

-¿Cuáles son las consultas más frecuentes por estos temas?

-Por ejemplo, los lactantes, llegando a los 7 meses, tienen necesidad de succionar. Tiene que ver con la ingesta de alimentos. Hay elementos como el chupete que tienen la finalidad de tranquilizar al lactante a través de una satisfacción compensatoria.

-¿Es decir que esta conducta no es patológica?

-Es relativo. Por ejemplo, el chupete no debe usarse más allá de los dos años. Pasada esa edad de lactancia, es difícil de erradicar y, si se lo usa en forma excesiva más allá de los 5 años, se lo considera patológico.

-¿Son frecuentes los tics en la población infantil?

-Pueden presentarse de manera normal, transitoria, y desaparecer espontáneamente. Se recomienda no ponerle demasiada atención, para no facilitar su perpetuación. Si éste se prolonga, será necesario indagar qué factores emcionales perturban al niño.

-¿Qué ocurre con los problemas del apetito?

-Es una consulta frecuente, y se requiere una detallada historia clínica, hábitos de comida, normas, creencias. Los pediatras evalúan el progreso, miden el crecimiento y descartan una ingesta desmesurada, una enfermedad parasitaria, una anemia o una anorexia psicógena por un conflicto emocional o una anorexia nerviosa.

-¿La agresividad es un hábito desadaptativo?

-Hay que reconocer las manifestaciones de agresividad, e ir encauzando al niño por una vía de reacciones pacíficas. Cerca del año, los niños muerden, es entonces cuando hay que enseñarles que esa conducta no es la adecuada. En los niños agresivos después de esa edad, se deben indagar los conflictos subyacentes, y reforzar el rol del padre  como referente.

-¿La tartamudez puede ser un hábito desadaptativo?

-Entre los 3 y los 6 años, existe una asincronía entre la velocidad del pensamiento y la capacidad de verbalización. Es preferible no corregir al niño cuando habla para que no fije el síntoma. Además, hay que darle el tiempo necesariopara que complete lo que quiere decir; no hay que terminar la frase por él, ni incterrumpirlo. Es de carácter normal y transitorio.

 -Otro hábito que preocupa a los padres es la masturbación infantil, ¿por qué se da esta conducta?

-En el niño pequeño, es un hábito sin connotación sexual, que no se debe sancionar en público. Es más común en los niños que permanecen muchas horas sin atención. Se puede resolver brindando actividades lúdicas o de interés para ellos. En el adolescente, también es una fase normal, que requiere respeto de su intimidad. Si se le manifiesta al adolescente que es un acto reprochable, se le crea un setimiento de culpa. Si se masturba muchas veces al día, o sin condiciones de intimidad, se debe evaluar si existen otros problemas psicológicos.

-¿Cómo se detectan estos problemas?

-El primero que detecta los hábitos desadaptativos es el pediatra. Si está atento, observa por ejemplo si  el chico se chupa el dedo, o si llora demasiado. También lo suelen detectar las maestras, que no dan tratamiento pero pasan mucho tiempo con los chicos. Muchas veces, la mamá lleva estos temas a la consulta, por ejemplo al ginecólogo o al médico clínico. Estas personas realizan funciones de psico educación, pero si no tienen un conocimiento general, pueden llegar a normalizar o patologizar determinadas conductas. Por eso, puede que la madre quiera consultar a un psicólogo o un psiquiatra infantil, aunque no busque tratamiento.  Por ejemplo, cuando los chicos tienen tartamudeo, la madre los suele llevar al fonoaudiólogo, y eso no está mal.

-¿Es decir que no necesariamente está mal consultar a un especialista de entrada?

 -Si hubiera que armar un organigrama, la primera consulta debería ser al pediatra, que tiene un conocimiento general, amplio. Si él no tiene una explicación suficiente, entonces se podría consultar al fonoaudiólogo o al psicomotricista. La cuestión no depende de la especialidad, sino de la mirada de cada profesional. Si de entrada estas cuestiones se ven como una enfermedad, si no tiene una formación que le permita ver más allá del síntoma para llegar al entorno de su situación familiar, social y de su propia biología, hay un problema. Por  ejemplo, un tartamudeo puede ocultar un abuso, o puede ser nada más que un patrón fisiológico normal a determinada edad. Muchas veces, estas cuestiones no son patológicas.

*Dr. Claudio Oyarzábal (M.P. 23739/5 ), Psiquiatra infanto-juvenil. (M.E. 14131) Miembro de la Fundación Clínica de la Familia.

 


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