Algunos programas infantiles pueden afectar al desarrollo cognitivo de los niños, a su comportamiento y a sus emociones. Descubre cómo seleccionar opciones apropiadas para ellos.

 

Nuestros niños son nativos digitales. Llegan directamente a un mundo en el que la tecnología es protagonista, en el que las pantallas e internet se han convertido en parte del arte de vivir. Por ello, mantenerlos alejados de los dispositivos electrónicos no necesariamente es siempre posible o beneficioso; en cambio, lo que sí resulta crucial es saber escoger programas infantiles adecuados.

Tengamos en cuenta que los contenidos audiovisuales a los que exponemos a los niños tienen un gran impacto en la mente infantil. Por su estructura, moldean y afectan las conexiones cerebrales y el procesamiento sensorial. Por sus contenidos, modelan valores, actitudes y los comportamientos en esos pequeños que aún son una hoja en blanco.

Entonces, ¿cómo podemos saber qué títulos son los más recomendables? Exploramos la respuesta a continuación.

La importancia de escoger programas infantiles adecuados

Normalmente, tenemos la noción de que las pantallas y dispositivos tecnológicos no son especialmente recomendables para los niños. Sin embargo, la mayoría de ellos tienen contacto temprano con la tecnología. Y es que, para unos progenitores apurados, sin apenas tiempo y varias obligaciones que cumplir, un juego del móvil o una serie en la tablet pueden ser verdaderos salvavidas para entretener a sus niños.

Además, como nativos digitales, los niños se desenvuelven con gran soltura y facilidad con las pantallas y las disfrutan realmente. Así, aprenden y mejoran sus habilidades al tiempo que miran una de sus series favoritas. Ahora bien, hay ciertos parámetros que debemos considerar al respecto, y es que no cualquier exposición a contenido multimedia es beneficioso.

Un primer punto a considerar es que los niños menores de dos años no deberían estar expuestos a las pantallas. Esta es una recomendación respaldada por múltiples expertos y asociaciones tras investigar los efectos que esta exposición tiene en el desarrollo infantil.

Tengamos presente que en estos primeros estadios de la vida el cerebro del niño está muy poco desarrollado y es aquí cuando experimentará importantes cambios de volumen, estructura y conectividad neuronal. Para que esto ocurra y este periodo crítico se atraviese de forma exitosa, el infante necesita interactuar con el entorno real, moverse, manipular objetos y, sobre todo, relacionarse con sus cuidadores y ser estimulado por ellos.

Las pantallas no solo entorpecen la realización de estas actividades esenciales, restándoles tiempo, sino que además generan una serie de problemas y consecuencias a largo plazo. Por ejemplo:

  • Problemas de atención y riesgo aumentado de presentar síntomas de TDAH.
  • Retrasos cognitivos y del lenguaje.
  • Aumento de la impulsividad y dificultad con el control de impulsos.
  • Alteraciones del sueño.
  • Estados de excitación permanente.
  • Dificultades en el desarrollo de la empatía y en la capacidad para captar señales no verbales.

Por todo esto, durante estos primeros años lo más conveniente es limitar al máximo la exposición de los niños a las pantallas.

Escoger programas infantiles adecuados

Más allá de esta edad es posible incorporar ciertos entretenimientos audiovisuales, pero también de forma limitada. Estos no deberían ocupar más de una hora diaria en niños menores de cinco años y, además, deberán ser contenidos educativos y de calidad.

Pero, ¿qué quiere decir esto? Pues que existen varios parámetros a los que atender para escoger programas infantiles adecuados. Por ejemplo, la presentación de las imágenes, la selección de los planos, el ritmo narrativo o la música de fondo.

Hay ciertos programas infantiles (como el famoso Cocomelon) que resultan especialmente adictivos para los niños. Son aquellos que parecen hipnotizarlos, que logran captar totalmente su atención y mantenerlos con la mirada fija en la pantalla durante horas. Esto se logra, precisamente, porque se les está hiperestimulando.

Estas series infantiles utilizan longitudes de escena muy cortas, cambios rápidos de plano y luces y sonidos muy llamativos y simultáneos. Así, se capta la atención de los niños a través del córtex sensorial y no del córtex prefrontal, por lo que sus capacidades ejecutivas se ven negativamente afectadas. De hecho, se ha comprobado que 10 minutos de exposición son suficientes para notar los diferentes efectos causados por un programa instructivo y adecuado y por otro de ritmo rápido.

¿Qué valores queremos inculcar?

Por otro lado, también es importante revisar el contenido de los programas infantiles, el lenguaje que utilizan y los valores que transmiten. Resulta clave que la serie infantil transmita valores universalmente aceptados como la importancia de la familia, la solidaridad, la honestidad, el esfuerzo o el respeto a las diferencias.

Sin embargo, también sería importante que la narración no se limite a las acciones concretas de los personajes, sino que ponga énfasis también en la reflexión previa y posterior; es decir, que enseñe a los niños a prever y afrontar consecuencias. Estas recomendaciones se desprenden de un estudio realizado por el Colegio de Pedagogos de Cataluña, el cual analiza algunas de las principales series infantiles y los valores asociados. Así, si bien algunos programas como La abeja Maya o La Patrulla Canina fomentan el altruismo y el compañerismo, otros no son tan positivos.

Por ejemplo, en Pocoyó se detecta cierta soledad del protagonista por no aparecer la figura de la familia; Peppa Pig modela un carácter inestable, una actitud tozuda y poco control emocional. Para los niños, sus caricaturas favoritas son con frecuencia un ejemplo a seguir, lo que puede afectar a su capacidad para relacionarse con compañeros y profesores, dado que estas no siempre son los mejores modelos.

Escoger programas infantiles adecuados y visionarlos en familia

Así, una última recomendación a considerar es la importancia de acompañar a los niños mientras ven estos programas infantiles. Si los adultos están presentes, pueden iniciar un diálogo acerca de lo que están viendo, orientar, hacer preguntas, invitar al niño a reflexionar y a tener un pensamiento crítico.

Esto no solo fortalece los lazos entre padres e hijos, sino que hace la experiencia del visionado del programa mucho más educativa y enriquecedora. Es, además, un modo de prevenir que aquellos comportamientos o actitudes poco adecuados que se muestran en pantalla sean directamente asumidos por los niños como propios. En definitiva, escoger programas infantiles adecuados es determinante para el desarrollo cerebral, emocional y social de los niños. Por tanto, es una tarea que no deberíamos descuidar.

Fuente: La mente es maravillosa, escrito  por la psicóloga Elena Sanz.


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Artículos de interés y actividades por la salud emocional