Esta semana se han desarrollado diferentes actividades y manifestaciones, en todo el país, sobre esta problemática. Repasamos en el artículo los fundamentos básicos las sustentan.
Surge la concepción de Femicidio.
Este término surge a mediados de los 90, tras el desarrollo de numerosos trabajos teóricos, para nombrar y visibilizar a los asesinatos de mujeres cometidos por razones de género o por el solo hecho de ser mujer y que se explican desde las relaciones naturalizadas de dominio y control masculino, tanto en el ámbito privado, como público.
Esta definición pone de manifiesto un cambio de paradigma en el modo de conceptualizar la Violencia. Históricamente los hechos violentos fueron concebidos como un problema personal de las mujeres que lo padecen en el ámbito privado. Recientemente, en relación al progreso en cuanto al status de las mujeres, y al avance legislativo a nivel internacional, nacional y regional, la violencia ha empezado a concebirse como un problema social y público que involucra a los agentes del estado, los sectores institucionales y a todas las personas.
En este contexto, surgen en todo el mundo numerosas movilizaciones con el objetivo de visibilizar el problema y sensibilizar a la población en general y gobernantes, sobre la necesidad de trabajar sobre la importancia de empoderar sus derechos y la prevención.
Situación actual en nuestro país.
Siguiendo esta tendencia global, en Argentina se ha creado, bajo la denominación “Ni una menos”, un movimiento colectivo de protesta en contra de la violencia de género involucrando manifestaciones y movilizaciones en 80 ciudades, desde junio de 2015.
La repetición de casos y la crueldad de los mismos han generado gran sensibilidad social en nuestro país en los últimos tiempos.
Diversos informes indican que la cantidad de casos del 2013, 2014 y 2015 ha sido similar. Se estima que el año en curso terminará con un número de casos semejante (290 aproximadamente).
Por este motivo, con cierto pesar, podemos afirmar que en Argentina no hay avances reales en la lucha contra la violencia hacia las mujeres.
Lo más frustrante de la situación actual es que estos reclamos que atraviesan la sociedad completa, para que se tomen medidas preventivas, no han sido escuchados por quienes tienen que tomar decisiones al respecto.
En relación a las políticas públicas.
Es muy importante poner de relieve que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad a las mujeres y que por ello, son necesarias políticas públicas eficientes que den respuestas efectivas y permitan abordar las diferentes problemáticas sociales.
Por este motivo, tras las manifestaciones organizadas por “Ni una menos” se han reiterado pedidos por políticas concretas y la implementación de mecanismos agiles para que las mujeres puedan recurrir a la ayuda necesaria debido a que los casos que han terminado en femicidios, en su gran mayoría, podrían haberse evitado.
En cuanto a la prevención.
La prevención es posible a través de la Educación. Solo de ese modo podemos imaginar un cambio a mediano y largo plazo.
El trabajo en las escuelas, en todos sus niveles, en instituciones y a nivel familiar sobre la educación sexual integral, la formación no sexista, la equidad entre los géneros y la igualdad en el acceso a los derechos surgen como puntos claves sobre los cuales concientizar.
La promoción de vínculos saludables entre las y los jóvenes es de vital importancia para trabajar la temática de la violencia. La identificación de indicadores en relaciones de noviazgo, es fundamental debido que al instalarse la violencia en ese vínculo, se convierte en algo muy difícil de modificar.
La lucha contra la violencia de género no es un problema que afecta únicamente a mujeres, sino que influye a toda la sociedad. Por este motivo es de gran importancia el compromiso de los hombres en esta causa.
Lic. Marcos Igarza. Psicólogo – M.P. 7014
Secretario General de la Delegación Río Cuarto del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Córdoba.
Nota publicada en diario Puntal el sábado 22 de octubre
