La ONU propone conmemorar, cada 26 de junio, el Día de la Prevención del Uso Indebido de Drogas. Se presentan algunos mitos sobre el tema

Lo peor que nos puede pasar con las drogas, es que nos olvidemo de lo que son… drogas. Sustancias psicoactivas que tienen efectos sobre el sistema nervioso central e impactan sobre nuestro sentir, pensar y actuar. Alrededor de las drogas circulan creencias que aumentan la tolerancia social que tenemos para con ellas, y por ende disminuyen nuestra percepción del riesgo sobre su consumo. A continuación se cuestionan una serie de mitos que fomentan relaciones riesgosas con las drogas.

Las drogas producen los mismos efectos a todas las personas.

Cada sustancia psicoactiva tiene efectos determinados sobre el sistema nervioso central. Las podemos clasificar como las estimulantes (nicotina, cocaína, anfetaminas, éxtasis, paco). Las depresoras (alcohol, ansiolíticos, barbitúricos, marihuana) y las perturbadoras o alucinógenas (marihuana, LSD, éxtasis, pegamentos y aerosoles). Ahora bien, los efectos que generen en cada persona dependen del peso, la talla, el sexo, el estado anímico, las características de personalidad, y por su puesto de las cantidades consumidas.

El mayor peligro del uso de drogas es que producen adicción.

El uso ocasional de estas sustancias, aunque sea en una única ocasión, puede desencadenar riesgo para la salud y/o efectos desagradables. La pérdida de lucidez y de control sobre nuestros actos puede traer aparejado: lesiones, accidentes de tránsito, conductas violentas, sexualidad irresponsable, entre otras consecuencias inmediatas. La adicción o dependencia a una o varias drogas es un trastorno mental que se puede generar a partir de un consumo frecuente y la predisposición de esa persona para desarrollarlo.

La mayoría de los adolescentes fuman marihuana.

Existe en la actualidad la creencia, por parte de jóvenes y adultos, que más de la mitad de los adolescentes la consumen. Esta naturalización aumenta la tolerancia social sobre esta práctica, dejando el mensaje que si todos lo hacen no será tan malo. La evidencia demuestra, que si bien va en aumento la prevalencia de consumo en este grupo etario, el porcentaje en nuestra comunidad no supera el 20%. Es por ello, que son muchos los adolescentes que eligieron crecer sin probarla.

Las drogas de origen natural causan menos daños que una droga química.

Que algo sea natural no quiere decir que sea inofensivo. Existen plantas venenosas como algunas especies de hongos que son letales. La marihuana y el tabaco derivan de plantas y contienen sustancias tóxicas con capacidad de generar adicción. Los signos propios de este cuadro son  tolerancia y abstinencia.

El problema de las drogas afecta a la juventud.

Es una falacia pensar que este problema afecta solo a adolecentes y jóvenes. Si bien son los más vulnerables, actualmente los problemas por abuso y dependencia de drogas fundamentalmente con alcohol y psicofármacos, tienen una importante prevalencia en adultos y adultos mayores.

Las drogas legales tienen menos peligros que las ilegales.

Está comprobado con evidencia científica que el alcohol y el tabaco son las sustancias más consumidas en nuestra población, de las que más se abusa y la que mayores problemas sanitarios  causan en nuestras sociedades. El alcohol tiene una marcada incidencia de mortalidad en accidentología vial, embarazos no deseados, trasmisión de enfermedades por vía sexual, conductas violentas y delictivas, enfermedades hepáticas y mentales. Por su lado, el tabaco tiene incidencia en el desarrollo en múltiples patologías orgánicas graves, que se manifiestan luego de 10 años de su consumo.

Las personas que consumen drogas provienen de familias con muchos problemas o de sectores marginales.

El desarrollo de un consumo problemático de drogas o una adicción responde a múltiples causas no solo a problemas familiares o la pertenencia a un sector socio-económico de nuestra sociedad. Hoy conocemos que influyen factores vinculados a los rasgos personales: como la predisposición genética y rasgos personalidad como: impulsividad, rebeldía, baja autoestima, baja tolerancia a las frustración y poca resistencia a la presión del grupo. Entre los factores familiares, podemos destacar como los más relevantes la distancia afectiva con los hijos, el consumo abusivo de los padres, una comunicación disfuncional, poca supervisión, falta de límites y dificultades para expresar sentimientos, entre otras. En cuanto a los factores sociales debemos ser consientes que vivimos en una sociedad de consumo que incita, a través de los medios masivos,  a obtener lo que nos da placer inmediato con modelos exitistas a seguir. Por otro lado, en nuestras comunidades también favorece al consumo, la naturalización y alta tolerancia del mismo, como así también, la disponibilidad de estas sustancias a nivel local.

Como comunidad necesitamos basarnos en la evidencia científica para educar a las nuevas generaciones, desde la familia y la escuela, fomentando un pensamiento crítico y emociones que valoren la lucidez y una vida plena, sin drogas.

Lic. Amado Pauletti. Psicólogo M.P. 2154 – Director Terapéutico del Programa de Asistencia a las Adicciones

Sábado 21 Junio 2014


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