Nuestros hijos, al no tener que asistir a la escuela ¿No tienen ninguna responsabilidad o deberían tener que cumplir algo? ¿Qué son las responsabilidades y para qué sirven? ¿Qué responsabilidades deberían tener los niños?

Informar para la Salud - 13-02-16

Las responsabilidades son parte de nuestra vida y desde muy pequeños las tenemos. De acuerdo a la edad esas responsabilidades se modifican en intensidad y complejidad conforme maduramos y crecemos, pero siempre están. Los niños deben comer, vestirse, bañarse, cepillarse los dientes, acomodar sus juguetes, entre muchas otras.

Las responsabilidades son sumamente necesarias para el desarrollo personal y emocional de nuestros hijos. Que los niños tengan, además de la responsabilidad de asistir al colegio, hacer las tareas, etc. otras responsabilidades en el hogar, permite el desarrollo de habilidades como la autonomía, la autoestima, confianza, seguridad, conocimiento de sí mismos, cumplimiento de órdenes, aceptación de límites, adaptación a las normas, tolerancia a la frustración, compromiso, entre otras; sin dejar de mencionar que colabora con muchos otros valores sumamente necesarios para un desempeño saludable en la vida cotidiana con sus pares y en la preparación para su desenvolvimiento futuro.

Es sumamente necesario que desde casa se tome conciencia de cuán importante es para el desarrollo y maduración de los niños, los hábitos y límites claros, las responsabilidades adecuadas a su edad y la asignación de tareas en el hogar. En el desarrollo emocional, los extremos nunca son óptimos. Las excesivas responsabilidades resultan negativas, ya que quitan por completo el tiempo de juego y recreación; pero no contar con ninguna excepto asistir al colegio, tampoco colabora a su crecimiento porque priva al niño de contar con situaciones en las que poder desarrollar mencionadas habilidades.

Desde casa, los papás tienen la gran responsabilidad de preparar a sus hijos para la vida, por ende, prepararlos para “ser responsables”, activos, dispuestos y colaboradores, se vuelve crucial para su desempeño actual y futuro. Los niños deben ir logrando diversas habilidades personales en cada etapa madurativa, como así también, para una convivencia saludable en el hogar, ya que hay múltiples actividades que pueden dividirse entre los diferentes miembros de la familia. Los niños pueden realizar diversas tareas desde su aseo personal, organización de juguetes, tenderse la cama, prepararse la leche, entre otras; a tareas de colaboración familiar como poner las cosas en la mesa, levantar los platos, ayudar con las compras, en tareas del patio, taller, etc. Algunos puntos a tener en cuenta en la designación de las tareas y responsabilidades:

La edad de cada hijo. Es muy importante ser coherente con la edad y la etapa que cada hijo está atravesando, para que las tareas y responsabilidades que se les asignen no sean lo demasiado simples como para no colaborar en la estimulación y disminuir la autoestima, pero tampoco demasiado complejas que no las puedan realizar y lo lleven a frustrarse.

Acuerdo entre los papás en la tarea y responsabilidad a designar. Es muy importante que los papás sean una misma “voz” tanto en la designación de responsabilidades como en los límites que esto conllevará. Si los papás no están de acuerdo, los niños lograrán reconocer que papá es el más condescendiente y manipulará la situación sin adquirir aprendizajes.

Perseverancia. Tanto en la realización de la tarea por parte del niño, como la perseverancia por parte de los papás en el sostenimiento de la misma, para que el niño pueda apropiarse de esa responsabilidad y formar un hábito de la misma.

Enseñarles y soltar. Capacitar y explicarle a los hijos lo que deben hacer, cómo se hace, corregir y acompañar; pero cuando ya lo aprendieron, dejarlos solos haciendo esas tareas, así ellos, logran experimentar que pueden y aumentar su seguridad, confianza y autoestima.

Tener confianza. Como papás es central la confianza en los hijos que podrán realizarlo. Cuando se les pide que realicen una tarea pero la terminan realizando los papás, ese aprendizaje se vuelve negativo porque los niños sienten que no lo podrán hacer. Ellos necesitan sentir la delegación total por parte de los papás y la seguridad y confianza en el creer que van a poder.

Paciencia, afecto y alegría. Es central que el desarrollo y el crecimiento de nuestros hijos esté acompañado de mucha paciencia, tiempo, de correcciones por amor y de aliento a seguir intentando ante las equivocaciones, de afecto expresado tanto verbal como corporalmente, y de la alegría de compartir el camino de desarrollo físico y emocional de nuestros hijos.

La responsabilidad de asistir al colegio es central y sumamente importante y necesaria, pero si logra estar acompañada de otras responsabilidades propias de la edad que la acompañen, el desarrollo de los niños será más efectivo y tendrán como consecuencia, mejores habilidades para ser más responsables en el colegio y en su vida en general.

Lic. Erika M. Beccaría. Psicóloga – M.P. 8010 – Miembro de Fundación Clínica de la Familia


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