En el artículo se plantean las principales herramientas utilizadas en los tratamientos de recuperación de un trastorno adictivo.

 Informar para la Salud - 12-12-15

La adicción a la cocaína no debe ser considerada un problema menor, ya que ha sido reconocida como una de las drogas psicoactivas más poderosas en cuanto a su poder adictivo. El consumo crónico de esta droga provoca alteraciones neurológicas, psicológicas y fisiológicas, lo cual genera  una dependencia y por ende, un deseo irresistible de consumirla.

El craving, se plantea como una experiencia subjetiva que atraviesan los consumidores cuando no tienen la sustancia psicoactiva disponible, o cuando están intentando mantener una abstinencia. Se refiere al ansia, las ganas compulsivas, el deseo intenso o la compulsión a consumir una sustancia. El craving es un fenómeno implícito en el consumo de drogas y el manejo del mismo debería ser uno de los objetivos en la intervención terapéutica para la adicción a las drogas. La importancia del estudio del craving radica principalmente en que mejora la asistencia terapéutica en las drogodependencias, al promover el mantenimiento de la abstinencia.

Los tratamientos actuales para la adicción a drogas plantean un conjunto de modalidades terapéuticas que van desde la psicoeducación, psicoterapia individual, familiar y de grupo, hasta la farmacoterapia. El tratamiento de terapia de grupo se presenta como una de las alternativas de asistencia más eficaces. Se ha demostrado que un programa terapéutico para la adicción a la cocaína es efectivo si se busca, principalmente, la promoción de estrategias cognitivas y conductuales que se desarrollan para afrontar el deseo de consumir, y así evitar el contacto directo con las drogas, y prevenir las recaídas. Además, se deben tener en cuenta los estímulos, que son disparadores internos y externos, que estimulan el apetito de drogas; estos estímulos son diversos, y hacen referencia a factores emocionales y físicos, a lugares, personas y cosas que están relacionadas de alguna manera a la utilización de drogas.

Ahora bien, se debe mencionar que no hay ningún tratamiento que sea válido para todos los sujetos adictos, pero en líneas generales todas las terapias psicológicas pueden aportar mejorías, si se tienen en cuenta las necesidades de cada sujeto, es decir, si se adaptan a la situación individual (personal, familiar, económico, social y cultural) de cada persona.

En un contexto de tratamiento, y más específicamente en un programa de rehabilitación de la drogodependencia, como el que desarrolla de la Fundación Clínica de la Familia, se busca ayudar a que la persona logre encontrar formas más saludables de afrontar situaciones conflictivas de su vida, y obtener mayor control interno, para lograr un cambio desde el aspecto cognitivo, conductual y emocional. Sin embargo, se debe tener en consideración que las técnicas cognitivas y conductuales son variadas, y su efectividad para el manejo del craving depende exclusivamente de cada paciente, de su situación de vida, personalidad, y grado, modalidad y frecuencia de consumo.

La importancia de estudiar el fenómeno del craving radica en que este constituye la base del trabajo terapéutico para las adicciones a drogas, debido a que permite conocer el grado de compromiso que tiene el paciente con el consumo, como así también la prevención de recaídas. A partir de la identificación de este fenómeno, se pueden establecer lineamientos de abordaje terapéutico que tienen como finalidad un cambio a nivel cognitivo y conductual en el sujeto adicto, y por ende una mejora en su estilo de vida.

Más allá de la psicoeducación para el manejo del craving, es importante mencionar otras herramientas terapéuticas que en la actualidad son imprescindibles en el abordaje eficaz de esta patología como: la entrevista motivacional; el diagnóstico de trastornos de asociados, como la depresión y la ansiedad; el tratamiento médico psicofarmacológico y de desintoxicación; la psicoterapia individual; la terapia en grupos de ayuda mutua, para los pacientes y sus familiares; psicoeducación en la prevención de recaídas y asesoramiento a familiares y amigos, cuando la persona con consumo problemático no tiene conciencia de enfermedad, por lo que no quiere asistir a tratamiento.

Lic. Priscila Decima. Psicóloga – M.P. 8911
Integrante del equipo de asistencia a las adicciones
Miembro de Fundación Clínica de la Familia.


Compartir:


  Categorías:

Informar para la salud

  Etiquetas:

, , , ,