La autora analiza cómo comunicarse con los niños, cuando todavía no saben expresar sus emociones, utilizando sus modos de expresarse

¿Cómo entender lo que nuestros niños quieren decir cuando aún no hablan? O ¿cómo comprender sus emociones cuando todavía no saben expresarlas? Una de las dificultades que tenemos los adultos al enfrentarnos a un niño, es el no saber cómo comprenderlos o cómo comunicarnos con ellos. Estamos acostumbrados a hablar entre los adultos, y a veces olvidamos que los niños todavía no son adultos y ellos tienen sus propias maneras de hablar, que tal vez aún no es la comunicación verbal fluida.

Uno de los mecanismos principales o vías de comunicación a través de los cuales los niños reconocen sus emociones y las expresan, es el juego.

El juego es una de las prácticas más antiguas del ser humano. Desde siempre, el hombre ha utilizado al juego como medio de expresión y desde siempre ha habido teóricos que han definido al juego de una u otra manera. En el desarrollo evolutivo infantil, grandes referentes han hablado del juego en niños y la importancia esencial que tiene para la estimulación de capacidades cognitivas y para el logro de múltiples habilidades sociales.

¿Cómo es el juego en la actualidad?

Actualmente, nuestros niños reciben una oferta inagotable de juegos virtuales. Los videojuegos y juegos online han ganado gran territorio en el programa diario de cada uno de los niños y adolescentes de nuestra era. Entre ellos hay juegos muy ricos y que pueden desarrollar múltiples capacidades, pero el abuso en su consumo y la sustitución de la comunicación cara a cara por la de las pantallas, se ha vuelto problemático. Es necesario, para el aprendizaje general y específicamente emocional, el desarrollo de las habilidades sociales y la capacidad de reconocer emociones en los demás, comprenderlas y responder de manera adecuada a ellas y al contexto, el contacto real en vínculos humanos saludables, que le permitan a los niños identificarse emocionalmente, aprender de esa devolución en el lenguaje expresivo, imitar respuestas, entrenarse socialmente.

¿Cuál es el papel de los padres? ¿Qué hacer con la cantidad de tiempo que dedican a los juegos virtuales? ¿Qué hacer para comunicarnos con nuestros hijos y comprenderlos con esa actividad?

Lo principal es compartir tiempo de juego con ellos. Disminuir el tiempo frente a una pantalla y aumentar el tiempo frente a un rostro real. No es tan importante la cantidad de tiempo compartido como la calidad del mismo. Lo esencial, es que en ese tiempo que estemos con ellos, nos sentemos en el piso o en el lugar donde quieran jugar, los miremos a los ojos, los escuchemos, tengamos un contacto afectuoso con ellos, les hablemos, prestemos atención a lo que hacen, juguemos junto con ellos con los mismos juguetes, pongamos nuestra creatividad en marcha e inventemos situaciones de juego en los mismos juegos que ellos realizan, y algo fundamental, es que podamos ver, sentir y escuchar lo que ellos nos quieran expresar.

¿Qué observar en el juego?

Una de las particularidades de los niños, es que repiten de manera casi idéntica las situaciones que han vivido de manera pasiva con otras personas, es decir, cosas que han hecho con ellos y/o situaciones que han observado y que replican por mera imitación. Estas cosas que los niños repiten, muchas veces quedan en ellos como ejemplos y se establecen como patrones de conducta y de relación posterior. Lo importante del juego, es que en esta dinámica, nosotros podemos leer y comprender qué cosas son las que nuestros niños están imitando y a través del mismo juego, transformar esas imitaciones dándoles nuevos ejemplos, explicándoles nuevas cosas y enseñándoles en ello, los valores y ejemplos que como padres queremos que realmente tomen. De esta manera, podemos enseñarles a los niños innumerables cosas, que quedarán instauradas en ellos y las comprenderán mucho más fácil que a través de una explicación solamente verbal.
El tiempo compartido con ellos y que los niños logren registrar esta compañía de los padres, este bajarse a su nivel y hablar en su idioma, les permite realmente sentirse protegidos, acompañados, comprendidos y amados.
Padres: anímense a escuchar a sus hijos y a enseñarles de la manera en que ellos pueden comprender. Esto requiere simplemente de un poco de tiempo, creatividad y amor.

Lic. Erika M. Beccaría
Psicóloga (MP 8010)Miembro de Fundación Clínica de la Familia

 Sábado 12 de abril 2014

 


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