El especialista Luis Furlan se refiere en esta nota a aquellos elementos que nos ponen ansiosos, cuáles son los efectos y cómo trabajar para calmarlos

Invitado por Fundación Clínica de la Familia, para las jornadas sobre  “Cómo enfrentar la ansiedad en los exámenes”, el psicólogo Luis Furlan realizó anoche una conferencia destinada a padres y familiares de estudiantes de nivel universitario, y ofrecerá hoy una actividad para los mismos estudiantes como continuación de la propuesta. En diálogo con “Informar para la Salud”, el especialista se refirió a qué es la ansiedad, qué produce y cómo enfrentarla.

– ¿En qué consisten estas actividades que se realizan junto a Fundación Clínica de la Familia?

– Básicamente conversamos sobre una emoción que siempre está muy presente en épocas de exámenes, que es la ansiedad y que tiene una función que debemos comprender para darnos cuenta qué es lo que nos está pasando en los momentos en que nos ponemos ansiosos, y visualizar alternativas de acción ante esto. La función de la ansiedad es activarnos para detectar señales potenciales de peligro y está orientada a nuestra autopreservación.

– ¿Qué amenaza puede haber en un examen?

– Aquí aparecen elementos que forman parte de un examen y que para algunas personas se tornan difíciles de manejar. Uno es la incertidumbre, porque cuando uno va a rendir tiene una idea parcial de lo que puede ocurrir y desconoce muchas cosas. Ante esto, se activan esquemas similares al temor, sistemas de creencias profundas que organizan el modo en el que nos movemos, y ante la incertidumbre algunos piensan que pueden pasar cosas malas, por lo que se alertan e imaginan qué puede ocurrir. En un examen, puede pasar que uno se encuentre con cosas que no sepa responder, olvidarse de cosas que se sabían, tener síntomas como ponerse colorado, transpirar o temblar, y asustarse por creer que el docente lo interprete como algo negativo, como que no  estudió. También surgen otras emociones como la vergüenza, todo vinculado a las autoexigencias de que se deben hacer las cosas bien y que deben salir sin problemas. Como esto rara vez ocurre, cuando un estudiante comienza a tener dificultades, y las cosas no salen como quería, puede venirse abajo, perder la confianza en sí mismo, y aún habiéndose preparado, no poder defenderse.

– Hay quienes ante situaciones como ésta directamente quedan mudos.

– Esa es la sensación de bloqueo, característico de una ansiedad elevada que cuando ocurre como una experiencia aislada y no se reitera, no requiere una intervención. El tema es para algunos alumnos, cuando viven esta experiencia en varias oportunidades, llegando la fecha del examen ya empiezan a pensar en lo que puede pasar y su estado emocional se modifica mucho. Les cuesta más estudiar, están más tensos, duermen peor, están irritados, comen mal, y para compensar la inseguridad que sienten, empiezan a estudiar de memoria, incrementan las horas de estudio, descuidan su calidad de vida, suman bibliografía y no logran diferenciar lo básico y lo menos relevante. Con todo eso, pierden el foco, hacen un gran esfuerzo pero no se logran tranquilizar. El día del examen, ante el temor de fracasar, desisten de ir a rendir.

– ¿Existen características de la personalidad que influyan en esta ansiedad?

– Sí, hay diferentes características que predisponen. De hecho, hemos detectado distintos perfiles en las investigaciones. El más clásico es el de las personas sumamente autoexigentes y perfeccionistas, que buscan altos niveles de excelencia y temen no ser tan buenos, no se permiten fallar. Para estas personas, cada examen es una oportunidad de probar si están o no a la altura de los desafíos que quieren lograr. Por otra parte, están aquellas personas más desorganizadas, que quieren hacer muchas cosas y pierden el rumbo por tentarse con cosas gratificantes al corto plazo. Postergan el estudio y reaccionan cuando queda poco tiempo. Otros tienen creencias inadecuadas sobre qué se debe hacer para un examen, y concentran sus energías en algunas actividades parcialmente útiles y se desconcentran de otras, como practicar. En general, quienes más sufren esto y requieren de una intervención terapéutica, tienen una autoestima muy débil.

– ¿Qué se recomienda para evitar cuadros de ansiedad?

– La idea es mantener un estilo de vida normal, lo más saludable posible, también en los períodos previos a rendir. Es importante concentrarse, pero no hay que dejar de hacer actividades habituales, como verse con los amigos, descansar, salir al cine o jugar al fútbol. El tiempo que podemos estudiar por día no es ilimitado, tenemos una capacidad para enfocarnos en el estudio, pero no tanto, porque llega un momento en el que no rendimos, nos sentimos cansados. Más que sumar conocimiento debemos generar un estado emocional adecuado para poder estar preparados para rendir. Por eso es importante estudiar con tiempo, no llegar a la fecha con cosas pendientes.

– ¿Qué es lo que recomiendan para el mismo día?

Recomendamos desayunar bien, levantarse temprano, darse un baño, escuchar música, e ir a la facultad con lo necesario para rendir. De ninguna manera recomiendo estudiar ese mismo día u horas antes de rendir, es preferible hacer cosas que sirvan para distenderse. Si la espera es muy larga o el examen a la tarde, se puede repasar a la mañana, pero lo mejor es estar tranquilos. No es recomendable concentrarse en mirar la cara que tienen los que salen de rendir, o conversar con compañeros asustados.

Invitado: Lic. Luis Furlan, psicólogo (M.P. 2.352) Docente e investigador de la Universidad Nacional de Córdoba

Sabado 14 de junio 2014


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