Muchos los denominan los males de la época, por la gran incidencia en la población. La autora explica cuando estas respuestas, en situaciones de la vida de las personas, se convierten en una enfermedad mental.

 Informar para la Salud - 21-05-16

La ansiedad (del latín anxietas, inquietud, aflicción) es una sensación o un estado emocional normal ante determinadas situaciones.

Todo el mundo experimenta ansiedad (como emoción todavía normal).  Cuando nos enfrentamos a lo incierto, cuando las señales no permiten predicciones exactas y debemos obrar en consecuencia, cuando la situación puede escaparse del control, etc., es la ansiedad, la emoción que acompaña a las acciones de los hombres como un mecanismo de sintonía fina que contribuye a la más exacta lectura de las señales anticipadas, a la mejor evaluación de los indicios del contexto o a la más adecuada selección de las conductas.

Así, la ansiedad normal, es una adaptación funcional a las necesidades del ser humano, es una señal de alerta, le resulta útil para la lucha por la vida, evitando la amenaza o reduciendo sus consecuencias. De aquí que es egosintónica. Se caracteriza por una sensación de aprensión difusa, desagradable y vaga. Malestar psicofísico caracterizado por turbación, inquietud o zozobra y por inseguridad o temor ante lo que se vivencia como una amenaza inminente.

La ansiedad patológica expresa modelos de afrontamiento disfuncionales o anticipaciones exageradas y desadaptativas a las circunstancias del mundo actual y del futuro. La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica es que esta última se funda en valoraciones irreales de la amenaza o surge sin motivo aparente.

Los trastornos de ansiedad, son los trastornos mentales más prevalentes en la población general. Hay que destacar la elevada morbilidad que presentan, por su tendencia habitual a la cronicidad o “persistencia” al no ser adecuadamente reconocidos ni tratados, y por la alteración severa de la calidad de vida que generan en lo personal  y en las relaciones interpersonales, familiares, laborales y sociales. A su vez, las diversas manifestaciones de la ansiedad suelen ofrecer complejas repercusiones e interacciones con diferentes patologías médicas, afectando la funcionalidad de varios sistemas, especialmente el cardiovascular, el respiratorio y el digestivo.

Los trastornos de ansiedad pueden manifestarse a través de cambios en las cogniciones (pensamientos persistentes que se imponen, sensaciones de fallar o de vergüenza, entre otros), en el estado fisiológico (palpitaciones, sudoración, contracturas musculares, náuseas y diarrea), en el comportamiento (comerse las uñas, morderse los labios, hacer sonar los nudillos, presentar inquietud motora) y en las emociones (angustia, miedos, aprensión e irritabilidad, entre otros).

Un aspecto importante de estos trastornos, es la asombrosa interrelación existente entre los factores genéticos y experienciales. Existen pocas dudas de que los genes anormales predisponen a estados patológicos de ansiedad, sin embargo, las evidencias indican claramente que los episodios vitales traumáticos y el estrés también son etiológicamente importantes.

La palabra estrés (del inglés stress) significa constricción, fuerza impulsora o esfuerzo y demanda de energía. Como término general, designa todas las exigencias, tensiones y agresiones a las que es sometido un organismo humano o animal, en forma aguda o crónica.

La percepción de un acontecimiento como estresante depende de la naturaleza del acontecimiento y de los recursos del individuo, sus defensas psicológicas y mecanismos de afrontamiento.

Cuando las demandas del entorno psicosocial son excesivas, intensas y/o prolongadas, se supera la capacidad de resistencia y adaptación del organismo, llegando al “distrés” o mal estrés. A partir de éste punto, cualquier estímulo adicional, aunque fuere pequeño, puede provocar disfunciones y en consecuencia, enfermedades, dado que el organismo comienza a claudicar en sus intentos de adaptación y cualquier estímulo resulta excesivo e implica un gran esfuerzo.

Los trastornos de ansiedad, pueden considerarse una familia de trastornos mentales distintos, pero relacionados, que incluyen los siguientes:

Trastorno de angustia o pánico con o sin agorafobia (el miedo a las situaciones cuya evitación es difícil, o donde no se puede recibir ayuda en caso de sufrir una crisis de pánico).

Agorafobia con o sin trastorno de angustia

Fobia específica

Fobia social

Trastorno obsesivo compulsivo

Trastorno por estrés postraumático

Trastorno por estrés agudo

Trastorno de ansiedad generalizada

La evolución de los problemas de ansiedad cursa con períodos de reducción y desaparición de los síntomas durante un intervalo de tiempo variable. De la misma forma que ocurre con cualquier otra enfermedad crónica, con un tratamiento apropiado se puede convivir con este problema de manera adecuada, consiguiendo llevar una vida normal. Un tratamiento efectivo ayuda a disminuir los síntomas, mejorar la autoestima, volver a disfrutar de la vida de nuevo y prevenir recaídas, si bien pueden aparecer altibajos durante el proceso. Los tratamientos habituales son la psicoterapia y la medicación  (principalmente antidepresivos y ansiolíticos), que pueden ser usados o no de forma conjunta, según el trastorno que presente el paciente.

Dra. Silvana Setti.  Medica Psiquiatra – M.P. 34055/5
Miembro de Fundación Clínica de la Familia

CHARLAS DEL COLEGIO MEDICO REGIONAL RIO CUARTO

“Trastornos de ansiedad. Cuando una emoción normal se vuelve una sensación desagradable”

Diserta: Dra. Silvana Setti. Medica Psiquiatra.

Martes 24 de mayo. 20 horas.

Auditorio del Colegio Médico. Constitución 1057

ENTRADA LIBRE Y GRATUITA. Contribución voluntaria: un alimento no perecedero para el Banco de Alimentos de Río Cuarto.


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